El origen de la putxera u olla ferroviaria hay que situarlo en el Ferrocarril de La Robla y el origen de dicho ferrocarril en la circunstancia de que existiera una importante cuenca hullera en el norte de las provincias de León y de Palencia, así como unos grandes yacimientos de mineral de hierro en Bizkaia, que a su vez habían dado origen a una potente industria siderúrgica que demandaba el combustible fósil castellano-leonés para su funcionamiento.
El proyecto del Ferrocarril de La Robla surgió hacia 1890, de la mano de una serie de personajes emprendedores, como el ingeniero Alejandro Zuaznavar, empresarios y capitalistas como Evaristo Churruca, hijos de Lezama-Leguizamon, Paulino de la Sota y Casilda Iturrizar, Viuda de Epalza, entre otros, algunos de los cuales tenían participaciones en los negocios mineros, tanto del carbón como del hierro. El ferrocarril iba a facilitar la marcha de sus negocios industriales.
La línea ferroviaria se fue abriendo por tramos a partir de 1892. Dos años más tarde se inauguró el trayecto entre Balmaseda y La Robla, de 284 kilómetros, llegándose en 1923 a alcanzar su mayor longitud de 340 kilómetros, uniendo León con Bilbao en no menos de diez horas.
No está clara la paternidad de la putxera-olla ferroviaria. Digamos que es hija del ferrocarril y que nació entre León y Bilbao, ya fuera en Cistierna, Mataporquera, Balmaseda o en alguno de los muchos lugares por los que transcurría el Ferrocarril de La Robla.